© Antonio Busiello/WWF Guatemala

Una carrera por concientizar a los pescadores de Belice

Por Emiliano Rodríguez Mega

 

A primera vista, César Muñoz no parece el activista que la gente dice que es. Pero el hombre de 39 años, su voz tan suave y cálida como la tarde beliceña, ha iniciado una misión para cambiar la manera en que los pescadores de todo el país se relacionan con el arrecife.

Como pescador, Muñoz conoce bien la barrera de coral que cubre Belice de norte a sur y funciona como hogar de cientos de especies de peces e invertebrados, incluyendo meros, pargos, langostas y caracoles marinos. “El arrecife es donde sobrevivo, donde me gano la vida”, dice. “Y he estado pescando aquí por más de 25 años”.

Durante ese tiempo, la salud del arrecife ha disminuido, sobre todo en los últimos años. Muñoz la ha visto en declive con cada huracán que lo impacta, el aumento en la temperatura del mar y los frecuentes blanqueos y enfermedades que afectan al coral. La contaminación y el desarrollo turístico costero también están amenazando el futuro del arrecife, pero todas estas “son cosas que no podemos evitar”, dice Muñoz. Así que ha decidido tomar el control de lo único que conoce mejor que nadie: los pescadores.

Sin regulaciones o políticas adecuadas de pesca, la gente puede hacer desaparecer las poblaciones de peces de las que tanto dependen. Y cuando a este problema se le suman fallas en el cumplimiento de la ley, surgen otros más graves como la pesca ilegal. Este escenario se repite a través de las aguas beliceñas, con resultados muy similares: un arrecife dañado y vacío.

Es por eso que algunos pescadores están trabajando con el gobierno para crear un nuevo programa de acceso que les otorgará derechos territoriales a zonas de pesca que han usado por generaciones. La medida es el último esfuerzo diseñado para frenar la sobrepesca y estabilizar las poblaciones de peces para que continúen sustentando a los beliceños en los próximos años.

Pero muchos pescadores no están muy felices con este tipo de programas y la designación de áreas marinas protegidas. “La forma en que lo entienden es que el gobierno les está robando”, dice Muñoz. “Y al contario; es una visión totalmente equivocada”.

Como presidente de la asociación de pescadores de su pueblo natal, Sarteneja, ubicado en el norte del país, Muñoz está intentando crear conciencia sobre la importancia de conservar el arrecife. No es un trabajo fácil, dice. “Es muy complicado cambiar la mentalidad de los pescadores y convencerlos de que se dediquen a algo distinto”. Pero poco a poco lo está logrando. Y Muñoz no sólo está encontrando financiamiento para educar a los niños y los pescadores más jóvenes de Sarteneja. También ha salido a platicar con otros pescadores a lo largo de la costa para convencerlos de encontrar formas alternativas de sobrevivir, como el turismo, con el objetivo de aliviar un poco la presión sobre el arrecife.

Al final, se trata de que retomen el control de su futuro. La Barrera del Arrecife de Belice ha alimentado a familias por generaciones, pero si le gente falla en protegerla, podría perder algo más que una buena pesca. “Como pescador, me importa el arrecife porque me gustaría que mis tres hijos tengan lo mismo que yo tuve a su edad”, dice Muñoz. Es tan simple como eso.